
Estaba durmiendo una siesta antológica, de esas de 2 horas con la luz apagada y todo. Cuando me desperté me puse a reclamar mi bibe de la merienda, pero en lugar de eso mis papis me habían preparado una cosa nueva y muy interesante: mi primera papillota.
No es blanca como la leche, es de color y se come con cuchara. Está fresquita y tiene un sabor nuevo y diferente. Está bastante dulce, pero a veces me sabe amargo y se me arruga el morro y la cara... ¡y eso me gusta mucho! ¡ESTÁ SUPER BUENA! Fue muy divertido, pero se acabó enseguida, el plato quedó vacío y ya no había más. Espero que hoy se vuelva a repetir...


